"Putos judíos meteros el Corán por el culo"
Hacía años que no pensaba en este confuso mensaje, pero desde que Henry Wotton -cuya florida prosa e íntimos pensamientos pueden escudriñar en su blog- me lo recordó no he parado de darle vueltas porque siempre he creído que, como si de un Transformer se tratase, contiene más de lo que se ve a simple vista.
La primera impresión que produce es, por supuesto, que el pelao que lo escribió no distingue el culo de las témporas ni un texto sagrado de otro. No cabe duda que esto es lo que pensó el que escribió ese "¡TONTO!" que podemos ver en la parte superior de la fotografía. No podemos culparle, la estupidez que parece destilar esta pintada es tan abrumadora, tan jodementes, que sólo podemos articular una crítica burda, tosca, pueril hacia su autor. Sólo podemos llamarle "tonto".
Pero insisto en llevar nuestro análisis más allá de la primera impresión ¿Y si el autor no es un débil mental?
¿Y si el perpetrador de esta joya en realidad sí es perfectamente capaz de distinguir el judaísmo del islam?
¿Y si esta pintada es en realidad el desgarrador grito de la agonizante razón lanzado desde una anónima pared de ladrillo?
Sí, amigos, en mi opinión esta frase es una declaración política sutil, un viperino ataque a la irracionalidad de las dos partes de un conflicto, un gañido crítico a una gente que no se pondría de acuerdo ni en qué agujero es el que se usa para cagar.
Aunque, como pasa con muchas otras pintadas que pueblan las paredes del mundo, supongo que nunca conoceremos la verdad que se oculta tras ellas.
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