En su última entrada enlaza un texto de David Foster Wallace en el que se habla sobre cómo -de mal- percibimos la realidad y nuestra propia existencia. En este momento de mi vida estoy con un ánimo demasiado destructivo como para que el discurso me toque realmente, pero admito que no le faltaba razón y creo que a muchos de ustedes les resultará de utilidad.
Ale, a beber que ya es martes.
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