Nadie lo diría, pero por fin ha acabado esa maldición bíblica que conocemos como verano. A pesar de que el calor se resiste a abandonarnos por fin hay menos horas de día, refresca por las noches y los profundos se agitan inquietos en sus cenagosas guaridas.
¡Hagamos del otoño la menos euclídea de todas las estaciones!¡Feliz Octobrulhu a todos!
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