Pasar del
Zelda de
Super Nintendo al de
NES, aparte de ser un chute brutal de minimalismo informático -el juego es tan de 8 bits que el máximo de rupias que puedes llevar es 255- ha supuesto un reencuentro con esa entrañable época en la que los mapas había que currárselos a mano o esperar a que los publicasen en la Micromanía o en la
Microhobby -en cuyo caso era bastante probable que también estuviesen hechos a mano-.
Si no reconocen Hyrule cuando lo ven no me vuelvan a dirigir la palabra.
Les juro que cuando lo hice tenía sentido.
Sí, lo se, la red está plagada de mapas hecho a pantallazo limpio mucho más precisos y completos que éstos, pero son mis mapas y no los cambio por nada.